5-sept-2011
Logroño - Azofra
37,14 km
Media: 11,8 km/h
Tiempo Rodado: 3:08'36''
Como todos los primeros días, nos cuesta arrancar (y a la bici le pesa el culo especialmente).
Después de un viaje chunguillo en bus, y de llegar a Logroño casi a las 02:00 de la mañana, decidimos quedarnos un poquito más en la cama. A la mañana siguiente nos esperan Nerea y Pablo para acompañarnos en bici hasta la Grajera. Enfadados y cagándose en todo porque al señor Gabriel no se le ha ocurrido otra cosa que llenarse la cabeza de trenzas para hacer el camino más cómodo (yo quiero que él mismo escriba el final del viaje lo que opina de las trencitas). Y claro, hay que hacerlas marca de la casa, es decir, deprisa y a última hora.
Nada más empezar tenemos que ir a por las credenciales de peregrino y a que Nerea recoja el casco que no quería ponerse porque decía que parece un champiñón (y llevaba, verdad, toda la razón, el casco era horroroso pero necesario, así que...). Es lo que tienen las rubias, que siempre quieren ir divinas.
Y después de una emotiva despedida (siempre duele despedirse de la gente que quisieras tener siempre cerca), de nuevo nos ponemos en marcha otra vez con la deliciosa soledad de acompañarnos el uno al otro.
De camino a Navarrete, un par de cuestas criminales me hacen replantearme toda mi existencia, o lo que es lo mismo, que me entran ganas de abandonar, que lo veo todo muy difícil, y llego a pensar en darme la vuelta y quedarme en casita.. Pero entonces aparece el mejor compañero de viaje que se puede tener, ése te que da ánimos, te arranca una sonrisa y te contagia d ela positividad más absoluta. Lo que no implica que haga desaparecer las cuestas o las piedras que te obligaron a arrastrar la bici rumbo a Nájera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario